“La arquitectura debe servir al hombre sin menoscabar el medio ambiente”
Con más de 20 años de experiencia, Ronald Moreyra Vizcarra apuesta por la originalidad que se desprende de la espontaneidad del proceso creativo de diseño, fruto del análisis de la contradicción “exterior-interior” y del poder de comunicación social de los elementos arquitectónicos.
La experiencia que atesora le ha permitido conseguir 26 premios nacionales, ¿de cuáles guarda los más gratos recuerdos?
Empecé mi carrera profesional el año 2000 quedando finalista en el Concurso Nacional de Telefonía TIM, al año siguiente gané el concurso nacional para el Centro Comercial El Hueco, luego el de la Municipalidad de Villa El Salvador. Posteriormente, destaqué en otros concursos. Últimamente, obtuve una mención honrosa en el concurso del Museo Nacional de Antropología. Guardo de todos esos reconocimientos gratos recuerdos, porque de esa manera pude acceder a un mercado prácticamente cerrado.
Son muchos sus proyectos culminados. ¿Pensó tener tanta aceptación en un mercado tan importante y selecto, donde la elección del arquitecto es fundamental al momento de desarrollar las ideas que el cliente tiene en mente?
No, fue algo que se dio de a pocos. Al inicio busqué un área en la cual pudiera desarrollarme como arquitecto, y la encontré en los proyectos culturales, institucionales, espacios públicos y multifamiliares de mediana envergadura. En estas áreas encontré mayores oportunidades y libertad arquitectónica, a pesar de los presupuestos restringidos. Muchos de mis proyectos aún no han sido ejecutados, otros no han sido culminados en su totalidad como en la JNJ (los 2 últimos pisos aún no se ejecutan) y en otros casos han sufrido trasformaciones por cuestiones económicas (Municipalidad de VES, por ejemplo), y políticas como en los CREA y el Terminal Chavín. Generalmente son víctimas de un abaratamiento totalmente injustificado. La aceptación aún está lejos en el mercado y en el ámbito académico. Creo que equivocadamente he mantenido un silencio en mi desarrollo profesional.
Háblenos de la empresa de la cual usted es socio fundador. ¿Cómo han asumido los cambios propios que trajo consigo la pandemia del coronavirus?
Consideraría que seguimos en proceso. El método de trabajo siempre era asistido con dibujos, maquetas y diálogo continuo, buscando que surja el diseño de manera espontánea, Ahora nos apoyamos en los medios para obtener similares metodologías.
¿Sus estudios en la Universidad Nacional de Ingeniería marcaron en usted alguna línea donde creía que podía desarrollarse? O ¿cómo fue encontrando el equilibrio para sus propias creaciones?
A pesar del respeto y admiración por quienes fueron mis profesores, desde estudiante fui muy crítico y escéptico. Siempre visitaba la biblioteca y estaba pendiente de la producción de arquitectos peruanos y extranjeros, esto me mostró un amplio espectro de ideas que poco a poco fui decantando en mi propuesta de diseño.
Su formación incluye un Máster en Teoría e Historia Crítica, más allá de las sensibilidades innatas de un artista, ¿por qué cree usted que es necesario capacitarse constantemente?
Debo confesar que mis expectativas iniciales fueron de pura curiosidad, pero la experiencia me mostró lo mucho que desconocía y abrió un nuevo camino en el discurso proyectual que mantengo.
Para usted la creación y desarrollo de proyectos van de la mano de la enseñanza, ¿en esa trasmisión de conocimientos ha encontrado estudiantes que lo hayan sorprendido positivamente? ¿Cómo ve el futuro de la arquitectura en el país?
Encuentro inspiración en la enseñanza y satisfacción al encontrarme con alumnos con cualidades destacadas. Veo con optimismo el futuro en cuanto a la calidad de la arquitectura nacional, pero también veo la persistencia de la desigualdad, la falta de atención a los sectores menos favorecidos y la continuidad de los grupos autodenominados representativos.
Finalmente, ¿podría revelar el sentido de la arquitectura de Ronald Moreyra Vizcarra? Señálenos hacia donde se dirige.
Tengo claro que el fin de la arquitectura es servir al hombre sin menoscabo del medioambiente. Es allí donde me dirijo sin rumbo establecido. Mi apuesta es por la originalidad que se desprende de la espontaneidad del proceso creativo de diseño, fruto del análisis de la contradicción “exterior-interior” y del poder de comunicación social de los elementos arquitectónicos.
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